28 de diciembre de 2012

¿Dónde ha quedado la poesía?

 
¿Qué está pasando? ¿Porque las palabras han dejado de importar? Quizás sea porque el verso ha perdido su elegancia  y su belleza y se ha convertido en algo presuntuoso.  Quizás sea porque se cree que solo el poeta nace con alma de poeta; pero si el ladrón puede nacer rico, y el honrado puede nacer pobre, ¿por qué cualquiera no puede nacer poeta?

¿Qué ha pasado con esos versos que eran algo más que simples cartas entre enamorados? ¿Por qué solo escribimos cuando amamos? ¿Acaso solo necesitamos la poesía en el amor o en la locura? ¿Nadie se siente bien cuando escribe? ¿Y cuando se escribe por gusto, porque no hay nada mejor que decir que lo que se siente, lo que se quiere, o lo que se ve, y no por eso tener que ir a un manicomio?

¿Dónde ha quedado la poesía? ¿Por qué parece que hemos olvidado a Neruda, Bécquer, Lorca, Whitman o Joyce? Parece que ese sentimiento se esconde dentro de nosotros, que está totalmente enterrado, que no puede respirar, parece que en el momento en el que asoma en nosotros algo de esa belleza repudiada intentamos oprimirla más y más hasta no dejar ni un rastro de ella, y después, satisfechos, nos burlamos de todo aquel que no ha podido contenerla en su interior. Algo así no puede decir nada peor de nosotros. Lo que tiempo atrás era la más grande de las ciencias, la más preciada de las virtudes de la humanidad, ha quedado convertida a poco más que unas canciones y varias cartas de amor.

Nada puede ser peor que ver a un arte hundirse, desvanecerse y olvidarse. Solo espero que esto pase rápido, que recapacitemos, que quizás las cosas fuesen distintas si en vez de ocultar todo lo bello que hay en nosotros lo mostráramos como algo natural.

Si de unos sonidos podemos formar una sinfonía, y de unas pocas gotas de pintura un mural, ¿por qué no podemos sacar de unas palabras algo de arte?

Estamos hechos para crear belleza, y si no nos lo creemos, somos unos idiotas.