10 de febrero de 2013

Días imposibles

 
Yo quiero días interminables,
de esos que son mudos,
incoloros, extraños;
días de cristales empañados
y sueños olvidados.
 
Quiero días de sonidos rotos,
de novenas, de sordera;
de colores apagados,
y miradas perdidas,
y andares pesados.
 
Quiero días atonales, de notas alteradas,
de cielos violetas y viento huracanado.
 
Quiero días de calles desiertas,
de muros agrietados
y de palabras huecas;
de pelo rebelde,
y de sangre revuelta.
 
Quiero días de risas, de llantos,
de tristeza compulsiva,
de alegría histriónica,
de sonrisa falsa,
de mueca fugitiva.
 
Días de amistad olvidada,
de amor pasado,
de ideas desechadas,
de recuerdos vanos.
 
Quiero días en blanco y negro,
de paraguas roto,
y de zapatos mojados;
días de poesía,
y de filosofía humana.
Quiero días de sarcasmo contenido,
y de puertas cerradas.
 
Quiero días de cuerdas desafinadas,
de ojos vidriosos,
de manos frías,
de labios rojos.
 
No quiero días posibles, ciertos,
reales, efímeros.
 
Quiero días imposibles, inciertos,
falsos, eternos, etéreos,
sutiles, hueros.