3 de marzo de 2019

Marzo

Ya ha pasado febrero. Tempus fugit y a la mierda. Mi febrero ha sido mi mes fantasma. "Qué ganas tengo de que llegue marzo". Cállate ya, puta pesada. Como ya estamos en marzo, he tenido que revisar mis ideas, cambiar de título y mudarme el sentimiento. Ahora soy éxtasis mezclado con estado de resaca permanente. Y un poco de melancolía. Y no sé. Puta pesada. 
El caso es que como mi ánimo modula según el día, aprovecho los momentos en los que no estoy enfrente de libros o cervezas para escribir cosas insustanciales. 
La verdad, yo lo llamo enero y febrero. Pero podría decir caos y vacío, respectivamente. No sé vosotros cómo lo denomináis. Esos meses en los que la vida te cansa, y el camino a la biblioteca es el mejor momento del día. No sé si para vosotros fue puto septiembre. Pero haced como que ha sido febrero para que podáis meteros en el mood. 

Era caos, y llevaba unos días encerrada y pensando en lo que podría ser si yo no fuera yo. Salía un jueves, y no sabía si debía estar allí o en mi casa pensando. Pero estaba. Y me costó entrar en la noche unas dos jarras de Estrella Galicia. Pensaba tanto que si fuera un dibujo animado me hubiera salido humo por la cabeza. Pensaba. Y entonces, todo se paró. Mis amigos tenían una Estrella Galicia en la mano y la música y las risas rodaban a cámara lenta. El alcohol ayuda, sí. Pero yo qué sé, pensar que la vida es poética me pone. Era caos, pero estaba sentada, bebiendo cerveza y riendo. Y no pensaba.

Y luego, fue vacío. Caminaba hacia un lugar que los ajenos consideran que tiene nombre de bar, pero que en verdad es una puta biblioteca. Y en este vacío hacía sol, y buen tiempo, y la gente andaba como si fuera verano. Y joder, el cambio climático. Pero tú solo pensabas. Y querías que caos no fuera caos, pero en fin, la vida es una cabrona. Pensabas. Y caminabas por calle Zamora escuchando "Turnedo". Porque, mira, cómo cambia la vida con una banda sonora. Y te sientes imbécil, y cuentas los años que te quedan de caos y todas las personas que has conocido. Y entonces llegas a esa plaza. Y te giras a mirar el reloj, aunque vayas hacia las Conchas; porque cuánto pasará hasta que te vuelvas a girar. Y caminas, y piensas, pero no. Y cuántos carteles has imitado en la Imprenta, y cuántas veces no recuerdas haber ido a Bisú a las cinco de la mañana. Y caminas. Y no puedes evitar decir "me encanta" cuando caminas por la calle Compañía. Y llegas. Al mismo lugar que te descubrió a Iván y que hizo que Coque te tirara su púa tras dejarte marchar. Y los turistas japoneses buscando la rana, y te ríes, y la buscas sabiendo de antemano que nunca la van a encontrar. Y piensas que, joder, vaya privilegiados somos de solo tener que abrir libros y cerrar bares. 

Y vacío pasa. Y llega marzo, que bien podría ser sobrevaloración. Y te sorprendes, porque sigues pensando. La vida es muy puta. Y piensas. Y vas de cañas con esa sensación de borrachera que te deja terminar de exámenes antes siquiera de probar la cerveza . Y la mierda, sobrevaloración parece que va a ser bueno, que no te jodan más. Spoiler: volverás a pensar. 

Solo quería decir que la vida es un poco cabrona. Pero no todo es malo. 

Pero pasarán los años y seguiremos siendo novatos en la vida. Nunca dejaremos de sufrir cuando la vida nos da por culo y resulta que no era para tanto. Nunca dejaremos de ponernos rojos cuando saludamos a alguien por equivocación. Seremos felices y tristes y luego felices, y más tristes. Y volveremos a sorprendernos y a creer en algo. Y puede que con suerte volvamos a sentir cosas bonitas, o nuevas. O feas maquilladas de belleza. Quién sabe. Puede que seamos un boceto de lo que imaginábamos ser, puede que nunca lleguemos a ganar el Nobel, puede que veamos que cada evento de nuestra vida es monótomo y que vivir en una ciudad grande con una compañera de piso vegana y lesbiana no era tan bohemio como creíamos. La vida, esa amiga bonita de corazón de hielo rodeada de un calefactor que se apaga cada vez que te acercas a la felicidad. Eso. La vida seguirá siendo y tú serás esa cosa prescindible que intenta cambiar la graduación del termostato.

Seguiremos siendo novatos. Y la vida una cabrona. Pero qué bien que haya llegado marzo.


Popopopom Shalalalá, Popopopom shalalalá.






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